sábado, 30 de junio de 2012

No tiene precio.


Pasar mis dedos por tu espalda como si fuera braile, intentar descifrar cada caricia, cada escalofrío. Tocar tu piel ardiendo, mirarte a los ojos y no poder desviar la mirada. Agarrarte la mano, rodearme con ella y dormir toda la noche así, pegada a ti, sintiendo tu respiración en mi cuello y que a medianoche me abraces muy fuerte para saber que sigo ahí, pegada a ti. 

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