sábado, 27 de julio de 2013

¿Quién quiere algo perfecto?


Cada beso, cada abrazo, cada caricia, cada milésima de segundo pasado a tu lado, cada momento vivido, cada risa, lágrima, palabra... Cada día. Cada un de estas cosas escritas en un cuaderno, cada uno de los pensamientos que sólo tenían que ver contigo...

Y quiero que todo sea perfecto, que nada malo pase, que no haya dolor, que no haya ningún error... Pero el amor está lleno de errores, cada error es una nueva página y cada acierto otra. Todo importa y todo pasa. De los errores se aprende, de los aciertos se mejora. Cada momento que paso a tu lado es único, vale la pena, no se cambia ni quiero cambiarlo por nada, porque ¿para qué tener a alguien perfecto si te tengo a ti?

Felices dieciséis.

Feoo, ¿qué decir de ti que no haya dicho aún? Que eres maravilloso, el mejor amigo del mundo, un loco salido dónde los haya, atento en ciertas ocasiones, amable, cariñoso, divertido, sincero, extrovertido, luchador... Tengo tantas cosas que decirte que aunque tenga el Word abierto e infinitas paginas para escribir no podría escribir todas y cada una de tus cualidades que me encantan, porque tú no gastas de eso a lo que se le llama defectos. Nadie sabe mejor que tú cuáles son los defectos que tengo, y que son muchos, pero no hay nadie como tú con tanta paciencia como para aguantármelos, aunque a veces te saque de quicio con mis caprichos de niña pequeña, con el “porfis porfis porfa porfis porfaplis..”, a pesar de todo eso, y de que no pares de repetirme que soy demasiado infantil, sé que en el fondo eso es algo que te gusta de mí. ;)

No sé cómo hace ya seis años tuve la suerte de conocerte en el campamento, ni como hace cuatro la de ser tu amiga. Tampoco sé que fue lo que me impulsó a convertirte en esa persona con la que tengo ganas de hablar las veinticuatro horas del día, ni a esa a la que me da igual contarle un secreto como un chiste, porque sé que no saldrá nada de su boca.

Te quiero, por una y mil razones. Porque no hay nadie como tú para que en el día más triste, en el día en el que pienso que ya no puedo más y que la vida es como una montaña rusa en la que hay que marearse, tú me enseñas que también puedo disfrutar de ella, que puedo gritar y disfrutar en vez de dejar que todo lo que hay alrededor me dé miedo. Por saber como tratarme en cada momento, por darme esas palabras de aliento cuando lo preciso, por no dejar que me caiga nunca. Te quiero, porque aunque no me lo merezca siempre estás a mi lado, nunca te enfadas y haces que sea feliz. Sabes, una de las cosas que más me agradan de ti, es que ya antes de que me pase algo sabes que estoy mal. Muchísimas veces me chocó eso de que de repente me mirases y me dijeses "¿qué te pasa?" Y yo pensaba, pero si no me pasa nada, ¿qué le dio a este? Y al cabo de dos o tres días algo trágico me sucedía. Eres como ese angelito que me protege y me avisa de lo malo antes de que ocurra, el que me va concienciando para que el golpe sea menor.

No sé como podré vivir algún día sin ti y espero con toda mi alma que eso nunca llegue a pasar, porque sin ti no sería como soy, tú haces que sea así. Me acuerdo perfectamente del día en el que me dijiste que te ibas a ir a otro instituto, internado. Estábamos en segundo de la ESO, en las mesas del ajedrez, jugando, y de repente el mundo se me vino a bajo. Hoy, 27 de julio, en el verano de cuarto de ESO, estoy esperando saber si de verdad te vas de mi lado, si es cierto que te cogieron, si ya no vas a ser mi compañero de gym ni de clase. Espero, y deseo de todo corazón que te acepten, que valoren todo lo que tu vales y que algún día llegues a ser el mejor, pero por favor, nunca, nunca me dejes ir de tu lado, te lo suplico.

Cuántos momentos vividos a tu lado, todos irremplazables, inigualables, increíbles, geniales… No llego a imaginar un momento de mi vida en el que tú no hayas estado, estás en todos, siempre vas conmigo, ayudándome en el camino, siempre. Y si pudiese volver atrás en el tiempo cambiaría todo menos el haberte conocido, eres una de las mejores personas que he conocido en estos últimos cuatro años y una de las pocas que tengo la certeza que seguirá en mi corazón con el paso de los años.

Recuerdo cuándo el año pasado, en medio de la clase de castellano me pediste matrimonio y desde aquel día te convertiste en mi Mujero y yo en tu Marida, porque lo de marido y mujer ya estaba demasiado visto. Me acuerdo el día que llegué al gym y no sabía ni como se abrochaba un peto, recuerdo que fuiste el primero en darme consejos para saber pelear, el que siempre me riñe cuándo salo de giro, el que me felicita cuándo lo hago bien. Tú eres ese que en clase se enfurecía por enamorarme de una persona la cuál no me quería, el que me daba consejos e intentaba buscarme a otro. Eres ese al que se lo cuento todo y más  y por todo eso te deseo un increíble y fenomenal cumpleaños, y como no, lleno de felicidad. 

Espero que este año lo hayas pasado bien y prepárate porque el que viene va a  ser aún mejor. Ya cumples dieciséis años, que se dicen rápido, pero tú y yo sabemos que no han sido para nada tan fáciles de decir ni de llegar a ellos. Dieciséis ya es un número muy grande, ya puedes trabajar, puedes sacarte el carné de moto (aunque seas un peligro al volante), ya puedes hacer cochinadas (que sé que ten encanta ;) e.e jajajaja) en resumen, ya eres mayor. Te me haces viejo y los años no pasan en balde, pero sigues siendo igual de guapo, listo, divertido y PERFECTO que cuándo te conocí. No cambies nunca Luchito, eres lo mejor que tengo y lo único que quiero para seguir igual de feliz. Hoy tiene que ser un día perfecto, lo haré perfecto para ti, te lo prometo, pero no solo hoy, todos los días, todos y cada uno de los días que pasemos juntos los haré perfectos para ti, porque lo que más deseo es verte sonreír.

Te quiero demasiado, por favor nunca cambies y quédate siempre a mi lado. Muchísimas felicidades y que cumplas muchísimos más, pero todos todos todos, conmigo.


Sólo me queda agradecerte todo lo que haces por mí los trescientos sesenta y cinco días del año, gracias, de corazón.